lunes, 18 de febrero de 2013


VOLVER AL PADRE
(Conversaciones de Cuaresma III parte)


LIMOSNA. SALIR DE SÍ MISMO
Si un hermano o una hermana están desnudos y les falta la comida diaria, y alguno de ustedes les dice: "Vete en paz, caliéntate y sáciate", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. (St 2, 15-17)

Siguiendo con el ritmo que nos invita a tomar el ayuno, ahora nos toca hablar de la limosna. Limosna que es más que dar de lo que nos sobra y, más aún, que el dar con lástima. Pablo nos dice en su himno a la caridad: “Podría dar en limosna todo lo que tengo y aun así dejarme quemar vivo, pero si no tengo amor de nada me sirve” (1Co 13, 3), una afirmación certera que nos dice que incluso las obras, sin rectitud de intención y sin amor, no tienen sentido. Es más fácil dar los céntimos que tenemos en los bolsillos, incluso importantes cheques o apadrinar actividades benéficas, pero son ¿para satisfacer la conciencia nada más? ¿Dónde queda el amor al hermano del que a veces nos llenamos la boca?
Nuestro Padre Dios va más allá, nos pide “dar hasta que duela” (S. Alberto Hurtado), dar todo con amor, quizá no dinero, no solo ropa y comida para los que sufren, sino nuestro tiempo, nuestra dedicación a los demás, nuestra escucha, nuestro consejo, nuestra sonrisa. Quizá somos los eternos benefactores de los de afuera y en casa no somos capaces de sentarnos a saber qué necesitan los nuestros.  Jesús está en todos los que nos llamamos humanos, especialmente en los que más sufren, quizá por pan, quizá por amor. Limosna, santa limosna, que nos hará más libres, que nos hará acumular tesoros allá arriba, donde no son corroídos por nada (Cf. Mt 6, 20).

CUANDO DES LIMOSNA
Cuando des limosna…recuerda, es Cristo quien la recibe.
Cuando debas perdonar, es a Cristo a quien abrazas.
Cuando dejes la televisión por escuchar, es a Cristo con quien te sientas a conversar.
Cuando dejes internet para caminar con tu hermano y hermana, es con Cristo con quien “pierdes el tiempo”, si es que a eso le llamas perder el tiempo.
Cuando te calles el defecto ajeno y sonrías, es a Cristo a quien imitas.
Cuando dejes de leer el diario para dar un consejo, es a Cristo a quien le prestas tu voz y tus oídos.
Cuando tengas que hablar de Dios y te esté venciendo el cansancio, es a Cristo a quien acompañas en el Monte.
Cuando partas tu pan con quien tiene hambre, cuando des de lo poco que tienes, es a Cristo a quien das tu amor.
Cuando abras los brazos para abrazar con amor, incluso al que te hizo daño, es a Cristo a quien das, es a Cristo a quien te entregas, es a Cristo a quien recibes.
Limosna es dar a Cristo, con Cristo y a Cristo, para recibir a Cristo, para ser más hermano, para convencerte que tú y el otro, son hijos amados de Dios.

Nov. José Miguel Villaverde Salazar, ssp

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