martes, 19 de febrero de 2013


ÉSTE ES EL GRUPO QUE BUSCA AL SEÑOR
La vida consagrada, un fenómeno histórico



La vida consagrada a Dios no es un fenómeno exclusivamente  cristiano, esto es históricamente comprobable al momento de fijar la mirada en el mundo antiguo pre-cristiano con los budistas, por ejemplo.
Una de las más antiguas expresiones de vida consagrada la encontramos en el monaquismo, los monjes de las grandes religiones que vivían un estilo de vida distinto al ordinario y que adoptaban una regla común, apartados de todo.

Ante este fenómeno más universal de lo que se pensaba, hemos de preguntarnos ¿adoptó el cristianismo las costumbres de vida consagrada de los monjes y la adaptó o es que hay una raíz común en lo que respecta al monaquismo?

Las opiniones son distintas y divididas. Ciertamente, la que más me llamó la atención fue la que postula que en sí, el hombre es un ser monástico, que vivió los primeros tiempos de su existencia en soledad hasta que se encontró con la necesidad de agruparse.

La vivencia en soledad es pues un fenómeno antropológico que se ha ido revistiendo de diversos matices religiosos en todas las culturas. Comparto aquí las características que nos pueden ilustrar sobre la vida monacal en diversas religiones y que guardan gran similitud, teniendo en cuenta que no podemos perder de vista que el monacato es el estilo de vida primitivo de la vida consagrada.

·         Una primera característica del monacato es la organización de la vida separada del mundo y la sociedad.
·         La segunda característica que sería como una consecuencia de la primera, sería la continencia o virginidad
·         La tercera, la preeminencia concedida a la oración.
·         La cuarta, ciertas prácticas penitenciales que comportan austeridad y momentos de sacrificio personal (ayuno, abstinencia, mortificación).
·         La quinta es la sujeción a una regla de vida.
·         Sexta característica, sumisión a un superior.
·         Séptima es la pobreza que implica el despojo de los bienes materiales para vivir en la mendicidad del propio trabajo cuyos frutos se ponen en común.
·         Octava, es un tiempo de iniciación, a fin de que el candidato se instruya y demuestre capacidades de poder llevar adelante este estilo de vida.
·         Noveno, un nombre nuevo.
·         Décimo, la vestimenta distinta o hábito, en algunas partes se incluye la tonsura, fin de distanciamiento moral.
·         Undécimo: Sistema penitencial para quienes quebrantan las normas de conducta del grupo.

Aún así, la vida consagrada, comenzada en el estilo monacal en el cristianismo tiene sus propias características y un fin totalmente diverso al de las otras religiones y, sin duda tiene muchas riquezas qué explorar y de las cuales edificarnos para un mejor seguimiento de Cristo como consagrados. De ello seguiremos compartiendo en las siguientes publicaciones.

José Miguel, novicio ssp


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