domingo, 20 de enero de 2013


MI IDENTIDAD RELIGIOSA
(Primera Parte)

Nov. José Miguel Villaverde Salazar, ssp

De la lectura: ¿Cuál es la identidad de la vida religiosa hoy? 
De José María Guerrero

1. Religioso/a: ¿Quién eres?
Han pasado ya casi dos siglos desde el anuncio apasionado de Jesús sobre el Reino de Dios y con ello la admirable irrupción del Hijo de Dios en la historia de la humanidad. Poco tiempo después ocurrió un fenómeno esperanzador: hombres y mujeres se consagraban de lleno por el Reino y, llevando un estilo de vida particular al del siglo, anunciaban inspirados por el Espíritu Santo aquel Reino de Dios.
Ha pasado ya mucho tiempo de ello, estamos en una época posmoderna en la que los valores religiosos y humanos están siendo puestos en evaluación. Así, la razón de ser del religioso hoy ha entrado en una etapa crítica, mucho mayor de la iniciada hace un siglo atrás. Fruto de esta crisis y su síntoma es la disminución de las vocaciones a la vida religiosa y el decaimiento de los institutos que en otro tiempo fueron creados con gran anhelo apostólico por hombres y mujeres que dejaron huella en la Iglesia.
¿Quién es el religioso? ¿Vale la pena esta figura en un mundo donde todos pueden hacer todo? ¿Son, sino, hombres y mujeres privilegiados, electos por sobre los hermanos por sus virtudes? Es innegable que muchas cosas se han relativizado a su nivel más bajo, por lo que resulta necesario redescubrir la identidad del religioso y su verdadera misión y sentido en el mundo.

2. Ser antes que hacer

Me llamó  mucho la atención esta verdad: el religioso es más religioso por lo que es que por lo que hace, ya en su vida está configurando dos realidades, la realidad existencial y la práctica, pues con su misma persona está siendo anuncio vivo de una realidad sobrenatural, he ahí una delicada responsabilidad.

Envueltos en el activismo, una línea muy delgada que a veces se cruza, los religiosos caen en el peligro de perder la brújula, de basar su identidad en lo que se hace y al fin chocarse contra la realidad de que su tarea puede ser hecha también por un laico quizá más profesionalizado y de mejores perspectivas. ¿Soy religioso por ser comunicador, profesor, catequista, cocinero, arquitecto, guía espiritual, psicólogo, etc.? Podríamos responder a la inversa: “porque soy religioso, porque anuncio con mi vida el Reino de Dios a mis hermanos, yo soy comunicador, profesor, catequista, etc. Una identidad basada en la consagración sobrenatural a Dios es más fuerte y creíble.

Por otro lado, existe una realidad sorprendente que me seduce en lo personal: el religioso es prédica viva, lleva en su consagración “una significación profética de los valores evangélicos mediante la profesión pública de un estilo de existencia que resulta interpeladora, que llama a la insobornable pureza del evangelio, y que denuncia todo criterio no evangélico imperante tanto en el mundo como en la iglesia”.

Yo religioso soy prédica viva, anuncio de la Buena Nueva que ha llegado a mí y a mis hermanos, anuncio alegre de aquel Reino de Dios anhelado de los hombres y mujeres que viven las bienaventuranzas, que se hace pobres por una riqueza mayor, que trabajan en obediencia para alcanzar unidos grandes proyectos, que viven en castidad para demostrar que existe el amor más grande dando la vida por los amigos y los que no lo son. Soy denuncia ante un mundo materialista, individualista y hedonista en el que el amor no se percibe y donde no se puede vivir entre hermanos, sino entre competidores. Sin duda, soy signo de contradicción ¡Esto es una gran responsabilidad!

(continuará...)

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